La reata de los doce camellos, de Faneque Hernández

12.00

Agüimes. Primavera de 1708.
Una larga reata de camellos entra en la villa por orden del Obispo, Señor de Agüimes, para llevarse el trigo almacenado en el granero comunal y trasladarlo para su venta a la isla de Tenerife donde el obispo reside. Los vecinos, más de ciento, uniendo sus fuerzas, se rebelan ante la clamorosa injusticia e impiden el saqueo de la cilla sin usar de más violencia que sus voces y proclamas. Se inicia entonces un proceso judicial contra todo el vecindario que dormirá el sueño de los justos en el archivo de un escribano durante mucho tiempo, hasta su prescripción, por falta de testigos de cargo que se decidieran a declarar en contra del vecindario. Agüimes se revela de este modo, con este memorable motín de 1708, que tendrá su corolario diez años más tarde, con el motín de 1718, como la Fuenteovejuna de Canarias, como la expresión colectiva de la rebeldía ante los abusos de los poderosos.

Cantidad

Agüimes. 

Primavera de 1708. 

Una larga reata de camellos entra en la villa  por orden del Obispo, Señor de Agüimes, para llevarse el trigo almacenado en el granero comunal y trasladarlo para su venta a la isla de Tenerife donde el obispo reside. Los vecinos, más de ciento, uniendo sus fuerzas,  se rebelan ante la clamorosa injusticia e impiden el saqueo de la cilla sin usar de más violencia que sus voces y proclamas. Se inicia entonces un proceso judicial contra todo el vecindario que dormirá el sueño de los justos en el archivo de un escribano durante mucho tiempo, hasta su prescripción, por falta de testigos de cargo que se decidieran a declarar en contra del vecindario. Agüimes se revela de este modo, con este memorable motín de 1708, que tendrá su corolario diez años más tarde, con el motín de 1718, como la Fuenteovejuna de Canarias, como la expresión colectiva  de la rebeldía ante los abusos de los poderosos.

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