“Juveniles destellos”, de Benito Pérez Galdós

Transcurría el año 1904 y ya era Galdós una celebridad mundial a la altura de Zola, Balzac, Dickens y los grandes novelistas del siglo XIX europeo. Y en Las Palmas, su ciudad natal, un viejo profesor suyo del Colegio San Agustín, don Teófilo Martínez de Escobar, regaló a El Museo Canario un legajo que contenía tres manuscritos de su alumno favorito, al que introdujo como colaborador en El Ómnibus, el periódico local, y con el que proyectó escribir una obra en común de la que solo quedaron dos capítulos para la posteridad.

El legajo depositado por don Teófilo bajo el título de «Los juveniles destellos del eminente literato D. Benito Pérez Galdós» contenía solamente tres obras: El Sol, Un viage redondo, por el Bachiller Sansón Carrasco, y los dos primeros capítulos de Un viage de impresiones. Tres destellos literarios que él guardó
celosamente, intuyendo el porvenir que le auguraba a un curioso estudiante de Bachillerato.

En 1931, Mr. Chonon Berkowitz, un hispanista norteamericano, profesor de la Universidad de Wisconsin y experto galdosiano, vino a Las Palmas buscando las raíces de Galdós y se dedicó a investigar en los archivos de El Museo Canario, donde tuvo la suerte de encontrar los manuscritos inéditos regalados por don Teófilo hacía veintisiete años. A los tres manuscritos añadió otros textos como El pollo, El teatro nuevo y Quien mal hace bien no espere. Sus investigaciones y hallazgos fueron publicados en el número 8 de la Revista de El Museo Canario de enero-abril de 1936, con el título simplificado de «Los juveniles destellos de Benito Pérez Galdós».

En 2020, en plena conmemoración del I CENTENARIO de la muerte de Benito Pérez Galdós, Cam-PDS Editores / CanariaseBook, haciéndose eco de las iniciativas de los profesores Martínez de Escobar y Chonon Berkowitz, y con el mecenazgo de la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, ha preparado esta edición de los juveniles destellos de Benito Pérez Galdós, integrando por primera vez en un solo volumen todo lo que el joven estudiante, autor universal en ciernes, dejó escrito antes de marcharse, y lo que escribió sobre su Canarias en los cuatro años siguientes, en los que nunca perdió la relación con su tierra natal, regresando a Las Palmas durante las vacaciones estivales como hacían el resto de los estudiantes isleños en la capital de España.