“Escrito en el Camino” de Adriano Gasperi

Caminando por el Camino de la Plata, a lo largo de la carretera consular romana, entre bellezas artísticas y paisajísticas, bajo el encanto de un cielo hacia el cual mirar hacia arriba, ese cielo único y sin embargo común que Séneca cantaba desde la lejana y cercana España.

Las etapas son pinturas, las pinturas son colores, imágenes, presencias impresionistas fijadas en la paleta de palabras. Los amaneceres, las puestas de sol, las noches ahogadas en una cerveza helada se convierten en protagonistas absolutos, por lo que viajamos junto a Adriano entre el negro amanecer que aún cubre el granero del Guadalquivir, la última estrella fotografiada en la placa de plata. de un canal quieto, los almendros en flor que iluminan los caminos hacia la Sierra del Norte, la lluvia de hielo que golpea los pensamientos confusos, el negro amanecer que se vuelve rosa a lo largo de las pistas de Extramadura, las interminables playas y salinas antiguas. Viajamos con Adriano con el sentimiento, que nos apacigua, por momentos, que la inquietud gitana del “peregrante” cruza esa inmensidad para encontrar en los matices de la naturaleza un punto de conexión, una posible síntesis. (Antonella Presutti)

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Viaggio sul Cammino della Plata, lungo la strada consolare romana, tra bellezze artistiche e paesaggistiche, sotto il fascino di un cielo verso cui guardare, quel cielo unico eppure comune che Seneca cantava da lontano e vicino alla Spagna.

I palcoscenici sono dipinti, i dipinti sono colori, immagini, presenze impressionistiche ambientate nella palette di parole. Le albe, i tramonti, le notti annegate in una birra ghiacciata diventano protagonisti assoluti, quindi viaggiamo con Adriano tra l’alba nera che copre ancora il fienile Guadalquivir, l’ultima stella fotografata sul piatto d’argento di un canale tranquillo, i mandorli in fiore che illuminano le strade della Sierra del Norte, la pioggia di ghiaccio che colpisce i pensieri confusi, l’alba nera che diventa rosa lungo i binari di Extramadura, le infinite spiagge e le saline ormai sterili. Viaggiamo con Adriano con la sensazione, che a volte ci tranquillizza ,che l’irrequietezza degli zingari “attraversa” quell’immensità per trovare nelle sfumature della natura un punto di connessione, una possibile sintesi. (Antonella Presutti)