“El traductor de mentiras” de Juan Quintana

16.00

Por  n se produjo el chispazo que desencadenó la tormenta poniendo  n al ambiente eléctrico que se respiraba. Pasaba por delante de la puerta del director de novicios y oí voces, así que me puse a escuchar. Eran el director y el padre Bernal.
***
Y el padre Bernal: —Cálmese padre, cálmese por favor que nos oyen. Y el director: —¡Ciénaga de putrefacción! ¡Traductor de mentiras! Me ha decepcionado, padre Bernal. Yo que había puesto todas mis esperanzas en usted y que le había con ado el proyecto de mi vida. No solo me ha traicionado, ha utilizado esos textos blasfemos para alimentar sus bajos instintos.

Agotado

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