“Galdós, artista plástico” de Teo Mesa

El contenido de este volumen bibliográfico está fundamentado en un estudio analítico artístico de una gran parte de los dibujos y pinturas que concibió don Benito Pérez Galdós a lo largo de su fecunda vida de creación literaria y plástica. Galdós tuvo entre sus dones innatos
—además del acreditado para la escritura— el de las artes plásticas, tanto en el dibujo como en la pintura. Esta disciplina autoimpuesta para su fruición durante toda su existencia, por su sensible empatía con las artes, fue practicada en sus ratos de ocio y de relax de la escritura desde que fuera estudiante hasta su edad madura en Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Santander y otras zonas peninsulares.
En el texto se hace una introducción a los siguientes apartados: Inicios en el dibujo, Opiniones periodísticas y bibliográficas sobre sus dibujos y vocación por el arte, El carácter de Galdós, La ceguera del escritor; Colección particular de arte, etc. Se estudian, asimismo, varias de las pinturas y dibujos realistas, en lienzos o láminas, que desarrolló en varias etapas de su vida, y se describen y analizan exhaustivamente los cinco pequeños álbumes que plasmó en diminutos dibujos figurativos y caricaturescos.
Junto a las diarias creaciones literarias del escritor y novelista canario, también dedicó gran parte de su tiempo libre a evocar otra de sus grandes pasiones artísticas. A pesar de su exquisito talento para la práctica de esta ingénita vocación, nunca la llevó a efecto como una profesión artística, por lo que esta quedó en el creador literario solo como una actividad ociosa después de estrujar intelectualmente sus sensitivas neuronas en la novela y el teatro.
Don Benito, por su singular talento para las artes plásticas, pudo haber sido un excelente artista, habiéndose podido codear con los más destacados del panorama del arte, sin embargo, declinó esta nata predisposición en favor y exclusividad de la creación literaria, que se convirtió en el objeto de su creatividad, su trabajo y su modus vivendi, consagrándose como un reconocido novelista de rango mundial.
Esta noble vocación por la práctica de las artes plásticas se dilató durante toda su existencia hasta que su creciente ceguera, que comenzó en el año 1911—quedó ciego definitivamente en sus últimos años de vida—, se lo permitió.